Diferencia de edad en las relaciones ¿Ventaja o inconveniente?

Publicado el 8 de febrero de 2025, 17:45

Hace unas semanas, cuando publiqué mi novela «Entregada al jefe de mi marido» escribí una entrada en el blog en la que me identificaba sin tapujos como una de las putas de don Ramón. Y es que «Entregada al jefe de mi marido» no es solo una historia con altas dosis de erotismo y deseo prohibido, sino una novela 100% autobiográfica. Si aún no lo has leído, te invito a hacerlo… porque en sus páginas hay más verdad de la que muchos estarían dispuestos a aceptar.

 

Y es que siempre he sentido una atracción innegable por las relaciones marcadas por la diferencia de edad. Cuando era más joven, me fascinaban los hombres maduros, aquellos que destilaban poder, experiencia y cierto aire de inalcanzabilidad. Me provocaba un placer inexplicable ser la distracción secreta de hombres casados, convertirme en el capricho que rompía su rutina. El juego del peligro, el sigilo de lo prohibido, la tensión de los encuentros furtivos… Todo eso me encendía como nada más. Mi novio y los chicos de mi edad me aburrían enormemente.

 

Ahora, con el tiempo, mi deseo ha cambiado de dirección. Me he descubierto buscando la frescura, la energía desbordante y la pasión desenfrenada de los hombres más jóvenes. Me divierte ser la que lleva el control, la que guía, la que enciende la chispa de la experiencia en ellos. Pero, en el fondo, el morbo sigue siendo el mismo: la disparidad, la transgresión, ese abismo generacional que no es una barrera, sino un estímulo.

 

Quizás, al final, lo que realmente me excita no es la edad en sí, sino el desequilibrio de poder, el desafío de lo inadecuado… La eterna tentación de cruzar los límites. Incluso a día de hoy tengo días o temporadas en que sigo buscando la perversión que encierran muchos hombres maduros; adoro descubrir sus filias, esos vicios degenerados, transgresores y oscuros que hacen el sexo tan interesante. 

 

Después de publicar dicha novela, mantuve algunas interesantes charlas con algunos de mis lectores; Carmen, de la que hablaré a continuación, fue una de ellas. Comenzamos intercambiando algún email y pronto pasamos al WhatsApp. Su historia me pareció tan interesante, que le pedí permiso para publicarla. Ella accedió ilusionada, y al final le pedí que me redactara una especie de carta, dirigida a mí, pero que de paso servía para contaros su historia.

 

Le pedí que, por favor, me enviara una fotografía suya para ilustrar su historia; ahí es donde Carmen me demuestra la mujer ardiente que es, porque me envía un montón para que elija una. Tengo que decir que elegí la más suave y sutil de todas...

 

Carta de Carmen.

Querida Olivia,

 

Nunca pensé que escribiría algo así, una carta que se hará pública en tu blog, pero aquí estoy, desnudando mi alma ante ti. Te leo desde hace ya casi dos años, en silencio, dejándome llevar por cada una de tus palabras, y haciendo tus experiencias mías, sintiéndome reflejada en historias que me hacen temblar, que me hacen recordar quién fui y, sobre todo, quién aún quiero ser.

 

Me llamo Carmen. Tengo 36 años y llevo 14 casada con Manuel. Nos conocimos cuando él era mi jefe. Yo tenía 18 años y él ya era un hombre maduro de 54, con el mundo a sus pies. Se enamoró de mí con una intensidad que me desarmó, y yo… yo me dejé llevar. Fuimos fuego, pasión desenfrenada, el deseo hecho carne. No importaban las miradas ajenas, ni las críticas, ni la diferencia de edad. Nos casamos, tuvimos dos hijos y vivimos un matrimonio feliz. Pero ahora, después de casi dos décadas, el tiempo nos está cobrando factura.

 

Manuel tiene en estos momentos 72 años y, aunque sigue siendo un hombre fuerte, su cuerpo ya no responde como antes. Lo noto en sus caricias, en sus besos, en la manera en que me mira con deseo, pero con esa sombra de frustración en los ojos. Yo, en cambio, sigo ardiendo. Sigo sintiéndome joven y hambrienta, necesitada de que un hombre me haga sentir hembra. Ni mis dedos, ni los suyos, ni la siempre dispuesta lengua de mi esposo pueden aplacar el ansia y el anhelo de sentirme bien follada.

 

No quiero perderlo, no quiero que nuestro fuego se apague. Pero últimamente nuestras noches han cambiado tanto... Antes era él quien me tomaba con urgencia en la cocina, en el sofá, en la ducha. Nos deseábamos con una avidez imposible de saciar. Me arrancaba la ropa con una necesidad urgente y yo lo recibía, desesperada por sentirlo dentro. Me hacía suya sobre la mesa del comedor, contra la pared del pasillo, en el asiento trasero del coche cuando no podíamos esperar a llegar a casa. Éramos pasión pura, sin límites, sin reservas. Pero ahora soy yo quien lo busca, quien lo seduce, quien lo invita a tocarme, a recordarme. Algunas noches funciona la cosa más o menos. Pero la mayoría ya no… La mayoría, me quedo con ganas de mucho más.

 

No ha sido de golpe, ya que en los últimos años he tenido que aceptar el declive en su deseo, viendo cómo nuestros encuentros se volvían más breves y espaciados… menos intensos. Pero ahora... Ahora apenas suceden. Y cuando lo hacen… tengo que fingir mis orgasmos porque apenas lo siento dentro de mí y no quiero que él se sienta mal.

 

Hace un par de meses, Manuel me sorprendió con algo que jamás imaginé. Después de uno de esos fracasos, me dijo que entendía mi necesidad, que sabía que aún ardía por dentro, y que, aunque le doliera, prefería que buscara en otro hombre al que darme, ya que él no puede follarme como lo hacía antes. Que prefería eso que perderme por completo.

 

No es que él desee tener unos cuernos. Te aseguro que Manuel no fantasea con ser un marido cornudo, como tantos otros. Como por ejemplo el tuyo, sé que en la actualidad hay hombres que encuentran placer en ello. Pero reitero que no es el caso de mi esposo. No, lo suyo es amor puro, incondicional. Pero quiere que siga siendo feliz, que siga sintiéndome viva, aunque eso signifique que sea atendida por otros hombres. Que otros me hagan disfrutar.

 

No sé qué hacer, Olivia. Mi corazón se divide entre la lealtad y el deseo, entre la pasión que me consume y el amor infinito que siento por Manuel. No quiero resignarme a la monotonía, no quiero ser de esas esposas que aceptan que el deseo se desvanece con los años. No para nosotros. No para mí.

 

Tal vez debería conformarme con los recuerdos y las noches en las que su deseo aún logra vencer al tiempo. Pero al leerte, al sumergirme en tus relatos, siento que aún hay una oportunidad. Quiero seguir sintiéndome viva, quiero seguir siendo la mujer ardiente que siempre he sido, la que Manuel amó con locura. No quiero que mi historia se convierta en un simple recuerdo.

 

Lo cierto es que me repito mil veces al día a mí misma que no engañaré a Manuel con otro, pero desde que me habló con tanta crudeza, me siento como un taxi con la bandera verde. Me cuido más, vuelvo a sentir ganas de comprarme ropa, me siento más atractiva y más sexy. También estoy mucho más cachonda. He vuelto a leer todas tus novelas.

 

El caso es que desde hace una semana he comenzado a tontear con el padre de un compañero del colegio de mis hijos. Aún no ha pasado nada, pero noto que hay algo germinando entre nosotros. Las sonrisas y las conversaciones en el patio, cuando dejamos por las mañanas a nuestros hijos, han empezado a adquirir otro tono. Hace dos días, me dijo que estaba muy guapa con un vestido que llevaba. Yo le sonreí y le di las gracias, y él me rozó durante unos segundos la mano. Nada más volver a casa, ni siquiera pasé por el super, tuve que tocarme, me corrí como hacía mucho tiempo. Y tan solo fue un furtivo y escuerto roce, pero me siento carnalmente tan abandonada. Tan desaprovechada...

 

Pero lo peor ocurrió ayer: después de dejar a los niños en el colegio, estaba lloviendo a cántaros y él, caballerosamente, se ofreció a llevarme a casa. Fue un momento muy tenso; cuando sentí su mano derecha sobre mi rodilla, no dije nada, pero cerré los muslos. Estaba aterrada y él debió de notarlo, no queriendo forzar la situación. No atreviéndose a tocarme, precisamente donde yo tanto deseaba que me tocara. Pero que en el fondo sentía tanto miedo... Cuando me dejó en la puerta de casa, estuvimos a punto de besarnos...

 

No soy tonta y sé que si no lo evito, pasará... pero no sé qué hacer. Se llama Antonio y tiene 34 años. (Es incluso dos años más joven que yo… Y la verdad es que está como un tren). Cuando yo tenía 18 años y comencé mi relación con mi esposo, Manuel ya tenía 54… Por lo tanto, nunca lo he hecho con alguien tan joven.

 

No sé qué hacer, Olivia. Mi corazón se divide entre la lealtad y el deseo, entre la pasión que me consume y el amor infinito que siento por Manuel. No quiero resignarme a la monotonía, no quiero ser de esas esposas que aceptan que el deseo se desvanece con los años. No para nosotros. No para mí. Quiero sentirme puta, tan puta como tú en tus novelas.

 

Tal vez debería conformarme con los recuerdos y las noches en las que su deseo aún logra vencer al tiempo. Pero al leerte, al sumergirme en tus relatos, siento que aún hay una oportunidad. Quiero seguir sintiéndome viva y follable, quiero seguir siendo la mujer ardiente que siempre he sido, la que Manuel amó con locura. No quiero que mi historia se convierta en un simple recuerdo.

 

Gracias por recordarme que aún hay fuego en mí. Solo espero que él quiera seguir ardiendo conmigo o, al menos, aceptar que mi fuego necesita seguir quemando.

Carmen

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Comentarios

Rafitta
hace 2 meses

Carmen si tienes hambre yo te doy filete, estás para no parar de follarte

Deva Nandiny
hace 2 meses

Que generosos jejejeje siempre dispuesto a dar

Miriam
hace 2 meses

No solo es cuestión de edad, mi primer marido siempre fuimos dos personas con un gran apetito sexual. Por diferentes motivos, nos divorciamos y conocí a mi actual pareja, del que me enamoré... sin emabargo en la cama es un desastre y me veo obligada a verme con mi exmarido de vez en cuando. Un beso, loca

Deva Nandiny
hace 2 meses

Aveces pasa, que de la persona que te enamoras no sabe satisfacerte en la cama... Pero bueno, como siempre digo, para eso están los amantes, un beso, cielo

Pablo F
hace 2 meses

De joven tuve una aventura con una mujer de más de 50 años, yo tenía 18 han pasado más de 20 años y nunca he conseguido olvidarla. La recuerdo como la mejor experiencia sexual de mi vida

Deva Nandiny
hace 2 meses

Espero que algún jovencito, me recuerde a mí a sí, dentro de 20 años jejeje

Laura
hace 2 meses

Fue en verano, el suegro de mi hermana se había quedado viudo unos meses antes, el pobre estaba deprimido y vino a veranear a casa de mi hermana donde yo había ido a pasar el mes de agosto. Yo tengo 19 y el 67 y jamás pensé que un hombre de esa edad me pusiera en mi sitio. Por las mañanas cuando mi hermana y mu cuñado se iban a trabajar se metía en mi cama... es el hombre más cachondo que he conocido, y eso que a pesar de mi edad tengo mucha mucha experiencia

Deva Nandiny
hace 2 meses

Seguro que le hiciste pasar un duelo más liviano. Los maduros tienen su punto. Por eso digo que no me gustan ni jovenes ni maduros, me gustan los hombresssssss jejjee

Cris
hace 2 meses

Me llamo Cris y soy una chica de Madrid que actualmente tiene 26 años. En mi caso, desde los 19 mo me follo nada que tenga menos de 40 años. Los hombres jóvenes me parecen a media cocción, nada interesantes, insulsos, pesados, repetitivos... creo que el hombre cuando comienza a estar en su punto es a partir de los 40-45

Deva Nandiny
hace 2 meses

Hola amor, no sabes cuanto me recuerdas a mí cuando tenía tu edad

Calvo
hace 2 meses

No está mal la señora... No me importaría ver mas fotos de ella, estaría dispuesto a pagarlas

Deva Nandiny
hace 2 meses

En este caso no son mias, amor. Si ella lee el comentario y me dijera algo, le paso tu email y lo hablais. Besitos

Yoli y Lluis
hace 2 meses

Soy Yoli de Sabadell y tengo 22 años. Tanto a mi chico como a mi nos gustan los trios, hemos ivitado tanto a chicos como a chicas. Muchas veces hablamos sobre hacernoslo con un MILF como tu, a los dos nos encantaría la experiencia. Te envié fotos y un vídeo intimo pero de momento no hemos recibido tu contestación. Podemos recibir aquí, o desplazarnos en fiestas como semana santa. Esperamos ansiosos tu contestación. En cuanto a tus novelas las hemos leido todas, me encantó primeras experiencias y mi preferida es La musa de la obsesión, me pareció de una enorme calidad. Estamos deseando leer Mi madre es una milf. Un besito

Deva NAndiny
hace 2 meses

Hola amores, siento mi tardanza en responderos, pero es que de verdad que mi email es una locura y aunque intento avanzar, cada vez estoy más retrasada. Voy a tener que dedicar un fin de semana completo para ponerme al día. La musa de la obsesión, creo que es mi mejor novela. Un beso enormeeee

Berto
hace 2 meses

Como me ponen las zorritas como vosotras

Deva Nandiny
hace 2 meses

Muchas gracias, Berto. Un beso

Isra
hace 2 meses

Soy ocho años mayor que mi esposa, y es cierto que al principio fisicamente no se notaba, ahora cuando me comparo fisicamente con los maridos de sus amigas, noto esa diferentcia. Es algo que no se puede negar y pienso que algún día dejara de encontrarme atractivo

Deva Nandiny
hace 2 meses

Espero que no pase, pero si ves que ocurre, abre para ella la relación. Hazme caso. Besitos

Jon
hace 2 meses

Acabo de leer tu ultima novela, Toda una milf,, me ha encantado, especialmente el final, gracias, gracias , gracias
recomiendo a todo el mundo que la lea
Saludos

Deva Nandiny
hace 2 meses

Muchas gracias por leerme, me alegro mucho de que la hayas disfrutado. Un besazo

JULIA
hace 2 meses

Primero decirte y felicitarte por el enfoque que has conseguido darle a tu nuev novela Toda una milf. En cuanto a Carmen, decirle que algo tan natural como las mareas o lod eclipses lunares, los hombres a partir de los 45-55 sufren una disminución de su potencia viril, y aunque actualmente la medicina a evolucionado mucho, hay farmacos, aunque no se debe abusar y más si se padecen ciertas enfermedades frecuentes a partir de esas edades. Mi consejo, si amas de verdad a tu esposo buscate unos buenos amantes, tu felicidad será traspasada a él

Deva Nandiny
hace 2 meses

Hola, Julia
No sabes cuanto coincido en lo que dices. Hay gente que considera que la infidelidad es la principal causa de divorcio, y pouede que lo sea, pero salva más matrimonios que destruye. Creo que el matrimonio sin unos buenos cuernos, es tremendamente aburrido