
Hola a todos, como vereís no soy yo la mujer de la foto que abre este post ni la de la imagen que aparece un poco más abajo, os presento a Anna.
Lo cierto, es cada día recibo una media de una veintena de emails, otros tantos WhatsApp e innumerables privados por redes sociales, que siempre intento responder. Muchos de ellos son breves, mensajes en los que simplemente me contáis que me habéis leído y lo que habéis sentido al hacerlo. Otros son más extensos, llenos de confesiones y pensamientos que, en ocasiones, ni siquiera habéis compartido con nadie más. También hay quienes buscan conocerme, quienes me envían sus propias fantasías o incluso fotos de ellos con su pareja, revelándome su intimidad como si yo fuera una cómplice silenciosa de sus deseos.
Hoy quiero compartir con vosotros una de esas cartas que son especiales para mí. La he leído varias veces y en cada una de ellas he sentido la intensidad de sus palabras, la verdad desnuda de alguien que ha descubierto una parte de sí misma, adentrándose en mis novelas. ¿Puede haber algo más bonito para una escritora? Le he pedido permiso para publicarla, y amablemente me ha facilitado la foto que protagoniza esta entrada, porque creo que, de una manera u otra, muchas de vosotras os sentiréis identificadas con su historia.
Me despido de vosotros aquí y os dejo con las palabras de Anna.

Carta de una lectora.
Querida Deva
Nunca he escrito algo así, pero siento que de alguna manera te lo debo. No porque me conozcas, sino porque, sin saberlo, has cambiado mi vida.
Soy Anna. Tengo 42 años, dos hijos y un matrimonio estable con José, el hombre con el que estoy desde los 16. Y sí, lo amo. Siempre lo he amado. Es mi compañero, mi refugio, el padre perfecto para nuestros hijos. Pero también es predecible, demasiado correcto, un hombre sin osadía. Y aunque durante muchos años pensé que la estabilidad era suficiente, un día comprendí que había una parte de mí que llevaba demasiado tiempo dormida. Notaba que faltaba sentir tantas cosas… Me negaba a creer que la vida fuera únicamente eso.
Intenté llenar ese vacío con literatura erótica, pero me frustraba ver que todas esas historias mezclaban el sexo con sentimientos. Y yo, para el amor, ya tenía a José. Lo que me faltaba no era eso. Era piel. Era deseo. Era fuego. Era aventura. Era pecado.
Y así llegué a ti.
Tus relatos despertaron algo en mí, cosas que ni siquiera sabía que existían. Comencé a leerlos en secreto, en las mañanas, cuando todos se marchaban y la casa quedaba sola, con el corazón latiéndome en la garganta y la mano entre mis muslos. Primero en digital, pero después tuve que comprarlos en papel, como si necesitara poseer físicamente aquello que me hacía vibrar. Como si fuera un fetiche, una prueba tangible de que de alguna manera existes. Y un día, sin darme cuenta, pasé del deseo a la acción.
Ahora tengo un amante.
Es un compañero de trabajo de mi esposo. Bueno, más que un compañero, es su superior. Lo conocí en una cena de Navidad de la empresa y enseguida conectamos. Él también está casado, también tiene hijos. Nos entendimos sin necesidad de palabras. Esa misma noche me pidió el teléfono, y yo, aunque dudé en un principio, se lo di.
Lo nuestro es simple: cuerpos que se buscan, pieles que arden, bocas que callan lo que no necesitan decir. Con él me atrevo a cosas que jamás pensé hacer. En casa, con José, el sexo es dulce, rápido, tedioso, pausado, con la luz apagada y siempre en la cama. Con él, en cambio, soy otra. Me ha tomado de espaldas en el asiento trasero de su coche en un aparcamiento desierto, me ha hecho callar con besos urgentes mientras me hundía los dedos entre las piernas en el ascensor de un hotel, me ha follado contra la ventana de su oficina con la ciudad extendiéndose frente a mí. Con él soy más sucia, más libre, más mía que nunca. Incluso hace poco me llevó a un club liberal y terminamos haciéndolo con otras personas.
Mi próximo capricho es pasar con él un fin de semana entero. Lo hemos planeado con cuidado, como dos criminales encubriendo el crimen perfecto. Yo he dicho en casa que me voy a un balneario con unas amigas, usando como coartada mis periódicos dolores de espalda. Él se ha inventado un curso de formación. Este viernes nos escapamos por la tarde. A las siete hemos quedado; vendrá a buscarme con su coche a una plazoleta que hay cerca de casa. Llevo cachonda desde que lo sé.
No puedes imaginar la adrenalina que siento al pensarlo. Saber que no habrá prisas, que podré sentirlo dentro de mí todas las veces que quiera, que despertaré con su boca recorriendo mi cuerpo. Quiero que me ate a la cama, que me haga rogar, que me lleve a sus límites. Quiero salir a cenar con él y jugar debajo de la mesa; quiero verlo arder de deseo hasta que no pueda más.
Sé que el domingo por la noche, cuando todo haya terminado, estaré deseando volver a casa, besar a mis hijos, sentir la familiaridad de lo conocido. Pero hasta entonces…
Hasta entonces, voy a ser completamente libre, como tú, tal y como narras en tus novelas, esas que leo con tanto deseo.
Gracias por ser parte de este viaje, por enseñarme a encontrarme a mí misma.
Anna.
Añadir comentario
Comentarios
Tremenda historia y tremenda hembra, la infidelidad es necesaria para poder soportar el matrimonio
Bonita historia y preciosa mujer. Me enanta tu Blog, lo sigo siempre. Un beso hermosa
tengo una historia muy parecida a la de Anna, sentía que me estaba ahogando en mi matrimonio, llegué a tomar ansioliticos y cada vez me sentía pero. Hasta que tuve un amante, en mi caso es un vecino de toda la vida y al que jamás había mirado de forma indecorosa. Un beso para las dos
Anna te entiendo perfectamente. Nadie que me conozca puede ni siquiera sospechar que yo sea una mujer infiel.
Un hombre puede ser perfecto para casarte con él, y ser un mal amante, hablo desde mi propia esperiencia. Mi esposo es un buen compañero, exclente padre y un hombre muy sensible... Pero en la cama es un mal amante y necesito buscar a otra clase de hombres que sepan darme lo que necesito.
Menudas dos golfas estais hechas, os iba a poner contentas...
Fabuloso relato, me encantó, con la esencia necesaria para excitarse de emoción por ustedes, ojalá continúes expresando con esa soltura narrativa que tienes. Gracias por compartir.
Siempre digo que no hay mujeres frijidas si no hombres ineficaces. Descubrí lo que de verdad era un buen polvo, despues de llevar casada 20 años, cuando una noche vieja que mi esposo trabajaba salí de noche con unas amigas. Ese dñia fui consciente de las maravillosas sensaciones que te deja un buen polvo
Me divorcié hace cinco años despues de un matrimonio lleno de mentiras por parte de ella. Conmigo se mostraba muy comedida, ni siquiera me hacia una felación porque decía que eso era de prostitutas, que no era algo natural ni saludable. Luego me enteré que se hacia trios con dos de mis mejores amigos y que le gustaba comer polla. Lo que le pasa es que a algunas mujeres, sus esposos no parecen excitarlas, ignoro la razón
¡La infidelidad! Buen tema. Mi esposa y yo siempre nos habiamos jurdo que si un día éramos infieles, nos lo contariamos. Despues de 20 años de matrimonio y tres hijos, le fue infiel a mi esposa con una compañera de trabajo, también casada. Ni tan siquiera llegamos a follar, unos besos y algo de magreo por encima de la ropa. Tal y como habiamos acordado se lo conté al día siguiente. Jamás pudo perdónarmelo y acabamos divorciándome. Es curiosos, pero una vez que te divorcias es cuando te llega todo, al marido nadie se atreve de decirle nada. Pues eso, que despues de divorciarnos y dejarme como un cabrón delante de su familia, la mia, nuestros hijos, amigos... me enteré que la muy puta llevaba poniéndome los cuernos desde que éramos novios.
La infidelidad es muy peligrosa, porque es totalmente adictiva. Yo la primera vez que probé hombre fuera del matrimonio, fue ya cuarentona con el profesor de infantil de mi hijo pequeño. Él tenía casi veinte años menos que yo, lo que me dio aquel muchacho fue impagable, me hizo vivir la vida con intensidad que jamás huiera sospechado. Despues de él, he tenido varios amantes, pues ya no me imagino la vida de otra forma
Sueño con que mi esposa un dia me diga que me ha sido infiel, pero con lo seca y rancia que es no creo que nadie le entre para follarsela
Hace dos años despidieron a mi marido de su trabajo, y como no le salia nada, despues de 15 años dedicada unicamente a cuidar de mi casa y de mis hijos tuve que buscar trabajo. Tuve suerte y me coloqué en una peluquería, todo fenomenal hasta que el jefe intentó besarme. Al final temiendo que pudiera despedirme, con lo agobiados que estabamos en casa terminé cediendo, y lo que al principio fue practicamente una especie de martirio, pero juero que terminó siendo el mejor polvo de mi vida. Ahora soy yo quien lo busca, ya que no puedo vivir sin él
Cuando era chaval me escondía en mi habitación para ver como mi madre le era infiel a mi padre. Ella pensaba que yo estaba en el instituto y se traía a un hombre a casa, la de pajas que me hice escuchando como berreaba... desde entonces me vuelven loco las mujeres infieles. Soy cornudo y nada me hace tan feliz
Mi primera infidelidad fue por la puerta grande. Me hice un trio con mi amiga y su marido
Eres maravillosa, tus novelas y tu web son para mí la cuna del morbo, te adoro bella
estoy seguro que desde que eres infiel estás más guapa y eres mucho más feliz. Las mujeres embelleceis con el buen sexo y os marchitais con la rutina y el aburrimiento
A mi esposo le sienta mal el alcohol. A mi hasta que no me follaron en unos carnavales de cadiz entre dos amigos de mi esposo, no supe lo que era el sexo.
Me a encantado mucho leer esta carta anda que no tenéis peligro ya me gustaría poder disfrutar con vosotras de esas experiencias
Lo que pasa e que teneis maridos muy blanditos si os dieran caña de la buena como yo mi esposa no os quedarian ganas de mas ombres. Te aseguro que ella no tiene que buscar fuera lo que ya tiene
he sido infiel durante muchos a mi esposa, desde el principio porque ella entiede el sexo de forma diferente y para mi es muy importante y me negaba a vivir ciertas cosas. Ahora etoy jubilado y me conformo con leer relatos y novelas, las tuyas me encantan. El año pasado, le confese a mi mujer que hbñia sido infiel en el pasado y que no me arrepentia de ello. Me confesó que siempre lo supoy lo acepto como algo natural. Al final ella también me confenso que habia tenido un idilio muy largo con un hmbre muy proximo a nosotros, pero no me dijo su nombre. También lo acepté como algo natural, despues de 55 años casados y cinco hijos seguimos juntos
Necesitamos una historia de este tipo con tu pluma, querida. Cuantas mujeres no habremos asfixiadas por la cotidianidad, las labores de la casa, siendo madres, sirvientas y esposas, que un buen día conocen ese hombre sexual que nos hace volver a ser jóvenes, a tener una sexualidad novedosa. Yo doy constancia de que si se puede amar a dos hombres, al que te ofrece estabilidad… y el que te la destroza en la cama.