Entrevista a mi hijo Carlos, coautor de: «Mi madre es una MILF»

Muy pronto publicaré una de mis novelas eróticas más esperadas y atrevidas: «Mi madre es una Milf».
Como muchos ya sabéis, he tenido el privilegio de trabajar en esta obra junto a mi hijo Carlos. Han sido meses de charlas intensas, ideas compartidas y, sobre todo, un esfuerzo conjunto para dar vida a una historia que rompe esquemas y pone al lector en una montaña rusa de emociones.

Esta vez he querido escribir, pero ceder la voz narrativa a mi hijo, Carlos. Porque siento que esta no es mi historia. Esta es su historia.

Han sido meses de trabajo conjunto, de largas conversaciones y de momentos que nos han permitido profundizar en lo que significa vivir bajo la sombra de una mujer como yo. Carlos no solo me ha ayudado a construir esta novela, sino que la ha dotado de su esencia. Son sus percepciones y experiencias, sus emociones y cómo él, desde su mirada, siente y vive lo que hemos plasmado en las páginas.

Colaborar con él no solo ha sido un desafío literario, sino también una conexión muy personal. He querido que su voz sea el pilar de esta obra porque, al final, nadie más podría contarla como él. Su frescura, su autenticidad y su valentía han hecho que esta novela sea algo único.

Quiero decir que no es la primera vez que Carlos me ayuda en mis proyectos, pero puedo asegurar que esta colaboración ha sido especial. Cada línea, cada párrafo, es una charla en la que hemos reído y llorado, recordando escenas del pasado, reviviendo recuerdos que yo pasaba por alto.

Para agradecerle todas esas horas, conversaciones y aportes que ha hecho para que esta novela llegue a donde está, he decidido entrevistarle y compartir con vosotros un poco de su visión. He seleccionado diez preguntas que me habéis enviado por diferentes medios, y que espero que os permitan conocer mejor al joven que ha sido mi cómplice en esta aventura literaria.

Entrevista a Carlos: El cómplice detrás de “Mi madre es una MILF

1. ¿Qué pensaste cuando tu madre te propuso colaborar en esta novela?

La verdad, me quedé en shock. ¿Quién en su sano juicio se espera que su madre le diga: —Oye, quiero que me ayudes a escribir una novela erótica autobiográfica… pero que seas tú quien la cuente.

Fue un momento surrealista, ¿sabes? Al principio flipé y hasta pensé: "¿Me está pidiendo que cuente mis experiencias con mi novia o qué?" Pero luego, cuando me explicó bien de qué iba la historia y cómo quería que aportara mi punto de vista, me intrigó.

De hecho, el título fue cosa mía. Yo desde el principio le dije: —Mamá, esto tiene que llamarse Mi madre es una MILF.

Al principio a ella le horrorizaba. Me miró con cara de: “¿Cómo me dices eso?” Pero luego, cuando le empecé a contar mis percepciones, lo entendió. Desde adolescente me daba cuenta de cómo los amigos de mi padre la miraban… Ya sabes, esas miradas incómodas que notas siendo un crío, porque cuando eres un crío nadie repara en que te des cuenta. O cuando íbamos por la calle y escuchaba cómo la piropeaban, cómo la miraba alguno de mis profesores o los padres de mis amigos. Tengo un millón de ejemplos. Y ni hablo de mis propios colegas, que no paraban de decirme cosas como: —Tío, tu madre está buenísima.

Entonces me planté y le dije:
—Mamá, es que eres una MILF. Y no lo digo solo por los demás, sino porque yo lo he sentido así desde chaval. Lo que quiero que escribamos es precisamente eso: cómo vive un hijo cuando su madre es, literalmente, una MILF.

2. ¿Cómo fue el proceso de trabajar juntos en una novela erótica?

Al principio fue raro, para qué mentir. Había partes que leía y pensaba: "Madre mía, ¿qué estoy haciendo?" Pero luego me di cuenta de que era un trabajo serio, que no unicamente se trataba de contar escenas subidas de tono, sino de mostrar sentimientos reales y situaciones que he vivido. Y oye, poco a poco, todo fluyó.

3. ¿Hubo momentos incómodos durante el proceso?

Buff, más de los que quisiera admitir. Imagínate estar debatiendo con tu madre cómo me sentía la primera vez que la escuché follar con su ahijado... Reconocer que me levantaba a hurtadillas de la cama y los espiaba detrás de la puerta. Pero bueno, creo que en el fondo aprendí a dejar esas incomodidades a un lado y concentrarme en transmitir todas esas emociones encontradas.  Me costó mucho reconocer a mi madre que sabía de su relación con mi amigo Iván, mucho antes de lo que ella creía. También que había hablado con la madre de mi padre, mi abuela, para que me contara los motivos del divorcio de mis padres.

4. ¿Qué crees que aportaste tú a la novela?

Reconozco que todo lo escribe mi madre, pero yo aporté una visión de ella misma diferente. Logicamente no he podido contarlo todo, no porque haya temas que no nos hayamos atrevido a entrar, simplemente, es que no cabrían en una novela. Al final hubo que pasar el cortacesped y quitar algunos capítulos que me hubiera gustado narrar, pero que entiendo que es imposible. Ella no me puso ningún tabú, —cuenta las cosas tal y como las sientes.

5. ¿Que parte te hubiera gustado contar en la novela?

Pues mira, sinceramente, me hubiera molado contar más cosas sobre mi novia. Porque, siendo real, siempre he intentado, de alguna forma, que las chicas con las que estoy se acerquen a la imagen que tengo de mi madre. Ya sé que suena un poco fuerte, pero es la verdad. Mi madre siempre ha sido como mi referente sexual: atractiva, segura, súper carismática… y eso, quieras o no, te marca. Mi novia incluso me lo ha dicho alguna vez:

—Tienes una obsesión con tu madre, ¿eh? —Y no voy a mentir, algo de razón tiene.

También pienso que hubiera sido interesante explorar más mi relación con Enrique, porque ese tema da para mucho, muchooooo. Al principio, cuando llegó, lo odiaba un poco. Era como ese típico tío perfecto, demasiado amable, como si estuviera esforzándose por caerme bien. Y yo pensaba: "¿Qué haces aquí? "No necesito otro padre". Pero con el tiempo, Enrique me sorprendió. Empezamos a conectar de una forma que nunca imaginé, y ahora creo que mi relación con él es algo súper especial, incluso más interesante de lo que hubiera creído al principio. Compartimos muchos gustos y tenemos una confianza bestial.

Y luego está Patricia, o bueno, Patri. Este tema sí que es una bomba. Eso da para dos o tres novelas.

Patri es una chica de mi edad, nos conocemos desde siempre y, sinceramente, siempre la vi como esa amiga buenorra que tienes ahí, pero no te atreves a mirar demasiado porque parece intocable. Pero un día, de repente, mi madre me suelta que Patri no solo es una amiga, sino su novia. Mi cerebro hizo cortocircuito. O sea, imagínate: mi madre, casada con Enrique, y además tiene una relación con Patri, que encima es de mi edad y, para rematar, está buenísima y es una tía con la que puedes hablar de todo.

Cuando me enteré de eso, me quedé como:
—¿Esto es en serio? ¿Me estás troleando?

Es que, claro, Patri no era una desconocida; era alguien que siempre estuvo ahí en mi vida. Y ahora tenía que verla desde una perspectiva completamente diferente… Lo fuerte es que, con el tiempo, lo acepté, y hasta te diría que entendí su conexión. Pero, vamos, te aseguro que escribir esos capítulos fue como meterme en una peli porno, una lástima que se extendiera tanto y terminara sacándonos de la trama principal, mi madre. Al final hubo que apartarlos a un lado.

6. ¿Qué es lo que más te gusta de la novela?

Me encanta lo directa y atrevida que es, pero también lo humana. No es solo una historia erótica; tiene momentos que realmente te hacen pensar. Es de esas historias que te sacuden un poco, porque no solo se queda en lo superficial, va más allá. Tiene un equilibrio muy guapo entre lo sensual y lo emocional, y eso, sinceramente, creo que va a enganchar a mucha gente.

Pero lo que más destaco es que es valiente. O sea, no cualquiera se atreve a escribir algo así, y menos a contar una historia tan personal y sin filtros.

7. ¿Hubo algún momento en el que pensaste en abandonar el proyecto?

Sinceramente, sí, hubo días en los que me sentía abrumado o directamente pensaba: “Esto no es lo mío, ¿qué hago aquí?” Pero mi madre siempre encontraba la manera de convencerme para seguir. Al final, me alegro de no haber tirado la toalla, porque ha sido una experiencia única, algo que no muchos pueden decir que han vivido.

También es verdad que esto ha llevado tiempo, porque desde que dimos las primeras pinceladas con algunos relatos hasta llegar aquí, ha pasado bastante. Solo paso la mitad del tiempo con mi madre; la otra mitad, tanto mi hermano como yo vivimos con el aita. Eso hizo que todo fuera más lento, entre ir y venir, cuadrar tiempos y esas cosas. Pero, al final, creo que esa espera también le ha dado más madurez al proyecto.

8. ¿Te sientes orgulloso del resultado final?

Muchísimo. Este es un proyecto atrevido, eso está claro, y sé que no es para todo el mundo, pero creo de verdad que hemos creado algo especial. Ver cómo todas esas horas de trabajo, de conversaciones y de darle vueltas a las ideas se han convertido en una novela tan potente me llena de orgullo.

Además, creo que para muchos chicos que estén viviendo una situación parecida a la mía, o que la hayan vivido, puede ser algo que les ayude. No solo porque se vean reflejados, sino porque también pone sobre la mesa temas de los que no se habla mucho, pero que están ahí. Y, a veces, leer algo así te puede hacer sentir menos solo o más entendido.

9. ¿Cómo te lo han tomado tus amigos y conocidos?

Pues de ninguna forma, porque prácticamente nadie lo sabe. Ni siquiera mi colega Iván tiene ni la menor idea de que mi madre escribe. Mamá siempre ha buscado mantener cierto anonimato, sobre todo para protegernos. Y la verdad, se lo agradezco, porque este tema, si se hiciera público, podría dar muchísimo de qué hablar. Así que, entre nosotros, es casi como un "secreto familiar".

10. ¿Repetirías la experiencia?

Sin dudarlo. Ha sido raro, cachondo, divertido, incómodo y emocionante, todo a la vez. Pero, sobre todo, ha sido una experiencia que me ha acercado mucho a mi madre y me ha hecho crecer como persona. A pesar de todo lo extraño que fue al principio, al final me di cuenta de que este proyecto nos unió aún más. Si me pide ayuda para otro, no lo dudaría ni un segundo, ¡aquí estaré!